Presagio, el regreso de la ciencia ficción

Presagio es una película de la que no me esperaba nada, e incluso la catalogué como una película "para rentar", o para esperar a que salga em HBO. Sin convencerme mucho, y aún con opciones más tentadoras e inteligentes que esa, me metí pensando que al menos podría ver algo divertido. Y vaya que me divertí.

Desde los avances de películas de terror (destaca The Haunting in Connecticut), se va creando una atmósfera de suspenso que se cae cuando vez el avance de Rápidos y Furiosos, pero bueno, regresa cuando empieca la cinta.

Y sí, como a muchos que ya saben distinguir que la época en que Nicolas Cage hacía buenas películas ya terminó, la presencia del actor me provocaba ñáñaras, pero decidí darle una oportunidad. Una vez más, Cage demostró ser el número uno en poner cara de perrito regañado durante toda la película, pero además, de haber sido colocado en el papel que más le queda: el de humano atormentado.

Antes de adelantarme en aquellas cosillas buenas que tiene la película, debo destacar que la trama gira en torno a una hoja de papel con números, escrita por una niña rara en la lejana década de los 50's ó 60's, y que se entierra, junto con los mensajes de los niños de primaria, en una cápsula del tiempo, para ser revelados en cincuenta años. Y es así como la dichosa hoja de papel cae en manos del hijo de Cage, Caleb (¿de dónde sacan a todos esos niños con caras medio de bobos, confundidos, y maltratados psicológicamente?), quien comienza a leerla. Más tarde, su padre toma la hoja de su mochila, y lo recrimina por llevarla a la casa, puesto que es propiedad de la escuela. En fin, en pocas palabras, John (Cage) se da cuenta que los números en la hoja dan cuenta de la fecha, ubicación y número de víctimas de un desastre. Mientras va descifrando las fechas, se percata que aún faltan tres desastres por acontecer.

La película, en su premisa, suena a otro churro de Hollywood sin creatividad ni sentido, con personajes planos y diálogos idiotas, en donde Cage iría de un desastre a otro, previniendo que sucedan, hasta que la película se acabe. Nada más alejado de la realidad.

La música de Marco Beltrami resalta por el alto énfasis que aumenta el suspenso a niveles elevadísimos, convirtiéndose en un score imprescindible para disfrutarla. En momentos eleva la tensión de una manera sobrenatural, superando incluso a la imagen en cuestión. Además, el nivel parece ser extrañamente más alto que el resto del audio (diálogos e incidentales).

El resultado es un filme que viene a refrescar el tan dañado género de la ciencia ficción (lastimado por asquerosidades como Guerra de los Mundos y El Día en que la Tierra se Detuvo), con algunos giros en la trama, y sobre todo, el final. Tampoco osaré arruinarlo como alguna vez me arruinaron el de Sexto Sentido (¡malditos!), pero puedo adelantarles que es un giro de tuerca, que no da toda la vuelta, pero lo suficiente como para salir diciendo: lo bueno es que la vi en el cine.