A pesar de que los fans de Batman esperaban que el siguiente trabajo de Cristopher Nolan fuera una secuela al éxito de 2008 "El Caballero de la Noche", el director decidió aprovechar para producir un guión de su autoría que tardó más de ocho años en realizarse.
Y no es para menos. El Origen, con Leonardo DiCaprio a la cabeza del elenco, es una cinta emocionante, desconcertante, intrigante y visualmente espectacular. Balancea de manera muy inteligente las frecuentes balaceras con un drama psicológico sobre una base de ciencia ficción que se antoja como LA película hollywoodense del 2010.
++ Los sueños ++
La historia presenta a un grupo de ladrones especializados en robar información de las mentes de las personas a través de los sueños. Cuando la última misión de Cobbs (Leonardo DiCaprio) y Arthur (Joseph Gordon-Levitt) falla, se ven obligados a aceptar la oferta de la "víctima" de la misión, Saito (Ken Watanabe) para salir a flote de nuevo. Sin embargo, el objetivo es sumamente difícil de conseguir: en lugar de extraer información, deberán implantar una idea en el cerebro de la víctima, Robert Fischer (Cillian Murphy). Para ello, deberán contar con la creatividad de un arquitecto, Ariadne (Ellen Page), y con un suero para inducir el sueño desarrollado por Yusuf (Dileep Raio), antes de que el subconsciente de Fischer se percate de la trampa y quiera destruirlos. Además, deberán lidiar con las partes más oscuras del subconsciente del propio Cobbs, y esto podría probar ser más peligroso que todo lo demás.
++ Como un Matrix pero en el 2010 ++
Si lo anterior no fue suficiente para llamar la atención, Nolan supo manejar los efectos visuales de tal manera que en ningún momento opacan la trama, al contrario, sirven para darle realce y emoción a la ya de por sí emocionante escalada de tensión. Las incursiones a los sueños se plasman de manera magistral, y algunos "datos" (no se si sean ciertos o no) que se presentan en realidad coinciden con aspectos de lo sueños que tenemos, y los efectos son tan buenos, enormes o sutiles, que pasan como parte de la historia, y en ningún momento se ven como si atiborraran las escenas solo para "apantallar".
Si Matrix fue considerada como el último punto original para la ciencia ficción en su momento, El Origne viene a exigir su cabeza con muy buenos argumentos. La famosísima escena de la bala con Keanu Reeves (misma que casi fue la razón para arrebatarle el Oscar al Episodio I en su momento) pierde fuerza cuando uno ve en la pantalla grande la grandiosa batalla que se echa Arthur en el pasillo del hotel. O cuando Ariadne diseña "en tiempo real" los escenarios en el sueño de Cobbs, la sensación de que uno esta presenciando escenas que marcarán el año (y gracias a Dios desplazarán a Avatar al cajón donde merece estar) parece no disiparse.
++ Rasgos comunes ++
Estos datos que mencioné anteriormente, vinculan el acercamiento de la cinta con experiencias que suelen pasar a menudo mientras dormimos. Por ejemplo:
1. La sensación de caída que nos despierta al instante.
2. Soñar con distintos cuerpos de agua cada vez que nos vams a dormir con la uretra llena.
3. Plasmar los rostros de las personas que ya conocemos, para después acordarnos y decir "¿y que tenía que ver el sujeto A con el sujeto B?"
4. La sensación de tener un sueño dentro del sueño.
5. Torturarnos en los sueños con problemas y situaciones incómodas que no logramos superar.
++ Una gran narración ++
En El Origen, Nolan muestra, una vez más, su genial método para contar una historia. Las explicaciones son pausadas, graduales, y los giros de tuerca abundan, pero no se sienten exagerados, ni mucho menos forzados.
Esto fomenta el suspenso de manera increíble. Te mantiene atento, esperando cualquier detalle que pudiera ayudar a comprender la historia. Definitivamente, los diálogos me hicieron recordar los largos discursos sembrados en el Caballero de la Noche, sin embargo, estos SÍ están sustentados y bien colocados.
++ La música ++
A menudo la música de una película esta elaborada para ir de la mano con el suspenso o el ritmo de la parte visual, en ocasiones está tan íntimamente ligada que la atención se mantiene en balance, mientras que en otros casos, se decanta por la imagen.
En este caso, sin embargo, la música viene siendo tan poderosa y le da tanto realce a la trama, que en ocasiones me encontré poniendo atención únicamente en los sonidos, y es que el score de Hans Zimmer destaca tanto, que llega a mover fibras sensibles en los momentos atinados. Sin duda uno de los puntos más altos en el aspecto técnico.