Hace ya muchos años, una película logró provocar un miedo casi paranóico a los monos y a los lugares abiertos. Cada vez que alguien tosía yo me alejaba y temblaba. La película: Epidemia.
En este 2011, llega una entrega similar a una década marcada por una serie de incidentes biológicos que no se gestaron en los noventa. Primero, los ataques con ántrax a distintas dependencias gubernamentales en Estados Unidos. Luego, la epidemia de influenza humana A-H1N1, que, para muchos, fue un estupendo montaje terrorista y para otros, una enfermedad real. El debate sobre si fue realidad o ficción no corresponde a este blog, pero lo que sí nos queda claro, es que ya sabemos como el mundo reacciona ante un desastre biológico de esta naturaleza.
Contagio, de Steven Soderbergh, es una película minimalista que narra el esparcimiento de una nueva enfermedad a través del contacto entre superficies. Con un reparto de renombradas estrellas de Hollywood (en donde casi podemos ver a Clooney, Pitt, Jolie y otras estrellas en cameos como cadáveres), se cuida de centrar al público en una situación real, cruda y en "tiempo real". Es decir, centra la búsqueda del origen y la cura para evitar una epidemia de proporciones apocalípticas en personas que no son ni perfectas ni genios ni inmunes.
Los personajes de Contagio lloran, se infectan, se equivocan, y esos pequeños errores son los que le agregan mucha credibilidad a la trama. Hay quienes dejan de aparecer un setenta por ciento del tiempo en pantalla, otros que mueren antes de la mitad de la historia y unos más que pierden credibilidad y reputación, y ver tantos defectos, errores e impotencia en una crisis sanitaria es recordar, al menos en México, lo que se vivió en 2009.
Si bien hay defectos a nivel argumental y técnico, Soderbergh sabe cuidar el producto final. Refería en un principio que es una cinta "minimalista" y con ese adjetivo me refería a la sensación de sobriedad plasmado desde el principio hasta los créditos, y es un aspecto que me gustó bastante.
Primera, no hay créditos iniciales. La historia te avienta directamente al día dos, día en que se llevan a cabo los primeros contagios. Desde este momento, con una delicada música electrónica, sintetizada, que sabe evocar desesperación con mínimos sonidos, la trama nos avienta de una línea argumental a otra. Desde un Matt Damon que parece padecer de sus facultades mentales, pasando por una Kate Winslet deseosa de hacer bien su trabajo, hasta un Lawrence Fishburne que pierde el control de la situación, cada trama aporta un punto de vista distinto en esta nueva epidemia global: el político, social, económico, médico y uno muy curioso que casi no se maneja en esa dirección en una cinta: el de los medios de comunicación.
Los diálogos abundan, la acción es mínima y la dosis de drama, bastante alta. Además, los mexicanos seguramente notarán algunas similitudes entre algunas escenas con el episodio de 2009, cuando el A-H1N1 vino a recordarnos lo frágil de la vida y el tejido social.