Reseñar esta película constituye un reto para mi persona, y será un tanto confusa dado que existen tantas versiones y adaptaciones del libro, que uno ya no sabe a ciencia cierta cual se debe tomar como "la mejor" o "la mas fiel", e inclusive "la mejor adaptación". Y es que en un libro que a primera vista se tacha de "fumado", "raro" o meramente "para niños", se encuentran muchas metáforas respecto al crecimiento y la madurez de una niña en un mundo que de ser normal pasa a ser completamente raro y desconocido, una clara alusión a la pubertad y los cambios acontecidos en la adolescencia.
Ahora, el choque entre el mundo mental de Alicia y la Infratierra, a la que ella llama Wonderland, es una parte central de la historia. El conflicto nace cuando la niña debe cambiar su percepción del mundo para que se ajuste al plano correcto, es decir, una violenta transición de un raciocinio infantil por uno adulto, que, por supuesto, no termina de entender. Ahora, de esa esencia contrastada, Burton extrae una Narniesca adaptación que, si bien se atañe al núcleo en los cimientos, termina por disolverse en un mar de incoherencias demasiado lógicas y aventuras clicheadas.
También debo destacar que Linda Woolverton, la guionista de la película, se basó en gran medida de la auténtica fuente, los libros de Carroll, dejando la película de Disney un tanto de lado. De ahí que muchos personajes y elementos como el Jabberwocky, la Sota de Corazones, y la misma Espada Vorpal (en español la tradujeron como Vórpica, yo la traduje justo como se escribe en inglés "Vorpal Sword") sean nuevos para aquellos que sólo contaban con la referencia animada de 1951. Además de incorporar a nuevos actores, hizo una curiosa y extraña fusión: combinó a la Reina de Corazones del primer libro (que aparece en la versión de Disney) con la Reina Roja, una pieza de ajedrez con forma humana del segundo, lo que trascendió en uno de los personajes más aclamados e inestables de esta nueva versión.
Y como el buen Johnny Depp estaba casi anclado a esta versión por ser el actor fetiche de Burton, la historia debía sostener un gran lugar para su personaje, el Sombrerero Loco, por lo que su papel en la trama fue ampliado.
++ A través del ropero ++
Este es el apartado que menos disfruté, no tanto por lo que se entregó en la cinta, sino por lo que NO se entregó. Esperarme "algo más" de la película en pleno 2010, tras haber visto la espantosa decadencia del cine hollywoodense en estos tiempos es pedir cosas imposibles. Para tramas inteligentes existen muchas películas del llamado "cine alternativo" así que por favor, no las vengan a pedir al mainstream, porque solo queda una enorme decepción.
Sobra decirlo, Alicia dista mucho de tener la riqueza de otras entregas del director, como El Hombre Manos de Tijera, Jack, etc. aquellas que solía hacer en mejores épocas y que ahora han cedido el paso a la comparsa de adaptaciones a las que desde principios de siglo nos ha sometido: El Planeta de los Simios, Charlie y la Fábrica de Chocolate, Sweeney Todd, El Gran Pez y tambien ¿por qué no? Sleepy Hollow. Con grandes altibajos y contrastes entre géneros, unas brillan por la fuerza narrativa y otras en el aspecto técnico, pero todas pertenecen, en esencia, a otros creadores.
Aún así, de Alicia en el País de las Maravillas se pueden sacar kilómetros de nitrato de plata sin que se vuelva tedioso o aburrido, es tanta la riqueza en personajes, subtramas, y mundos por mostrar, que es prácticamente imposible que se pueda hacer algo clicheado al adaptarla. Pero Burton confirma la excepción.
¿Qué necesitó? Un predecible "Cookie Cutter" para generar casi automáticamente una trama plana y secuenciada para deleite de las obtusas mentes de la audencia norteamericana promedio. El cookie cutter en cuestión es la misión de Alicia para liberar a Underland del malvado yugo de la Reina Roja, que destronó a su hermana, la Reina Blanca e instauró un duro régimen de maldad y terror. Aquí es cuando, desde mi punto de vista, Alicia pasa no a través del espejo, sino a través del ropero, hacia una Narniunderland.
La historia comienza con una Alice de diecinueve años que va camino a la residencia de los Ascot, en donde tendría lugar una fiesta para que el joven heredero le proponga matrimonio. Tras varios choques con los usos y costumbres de la sociedad inglesa, aparece de nueva cuenta el Conejo Blanco, insinuándole que se le ha hecho tarde. Justo como en la primera parte, Alice lo sigue hasta un agujero en el suelo, internándose hasta caer por el hueco y aterrizar en la Underland. Tras varias referencias chistosas a su primer viaje, se encuentra de lleno en el jardín, escuchando cuchicheos que se preguntan si es La Alice, o si se han equivocado de nuevo. En ese momento se encuentra con Tweedledee, Tweedledum, el Lirón, y un Dodo cuya voz es la del mismísimo Alfred de las primeras de Batman, Michael Gough (y que por cierto, salió de su retiro para prestar su voz), lo que lo convierte en otro de los actores clichés de Burton.
Aparece entonces el Bandersnatch, ahuyentando a todos los presentes. Alice se recuerda a si misma que todo es un sueño, pero cuando la bestia la muerde en el brazo, comienza a aceptar que no está tan dormida como cree, y así, logra escapar junto con los regordetes gemelos a un lugar seguro. Tras ciertas peripecias y más secuestros, se encuentra con el Gato Cheshire, quien le indica el camino hacia el Sombrerero Loco, y la apura antes de que las tropas de la Reina Roja la encuentren.
Ya en la eterna fiesta del té (en el libro, Carroll explica que tanto el Sombrerero Loco como la Liebre de Marzo quisieron "matar el tiempo" en un sentido más literal que figurativo, y por ello fueron condenados a vivir la misma hora durante el resto de sus días, de ahí que siempre estén tomando el té), el Sombrerero la reconoce como La Alice, a pesar de las dudas de una neurótica pero comiquísima Liebre de Marzo.
No tienen mucho tiempo para explicaciones, ya que la Sota aparece para buscar a la joven. Y bueno, para no hacerle más al cuento, el Sombrerero, junto con el resto de los personajes principales, es capturado por la Reina Roja, quien evidentemente derrocó a su hermana, la Reina Blanca, y se quedó con el control de Underland. Todo con ayuda de su mascota, el terrible dragón Jabberwocky, un terror alado que mantiene a los enemigos de la Reina Roja a raya.
Ahora, de acuerdo con el Oraculum, una especie de calendario que tambien registra los días que vendrán, Alice es la elegida para derrotar a tan temible bestia, y para ello deberá usar la legendaria Espada Vorpal. Sin embargo, y como varios de los Underlandianos le hacen notar, ella ha dejado de ser La Alice que los visitó cuando tenía 6 años, y debe reencontrarse con su verdadera naturaleza antes del día Frabjous, que es cuando deberá librar la batalla final. Es en este momento cuando, gracias a la catarina, la "Almost Alice" se completa a sí misma y viene a ser una "Full Alice", es decir, la guerrera destinada a cumplir con la profecía del Oraculum.
Tras una serie de peripecias, Alice logra salvar a los prisioneros y de paso consigue la Espada Vorpal, y logra reunirse con la Reina Blanca en su castillo, para alistar preparativos para la batalla final.Resulta curioso ver, aunque sea por unos instantes, se puede apreciar a Johnny Depp en su atuendo de batalla al más puro estilo escocés, ataviado con una faldita a cuadro y su espada de William Wallace (Corazón Valiente). La reminiscencia con A Través del Espejo en las tomas aéreas no podían ser más obvias: ambos ejércitos se encaran en un terreno que se asemeja a un tablero de ajedrez. Las tropas de la Reina Roja figurándose a una baraja de naipes y el de la Reina Blanca como piezas de ajedrez. El suspenso para la confrontación no puede antojarse más épico. Y luego viene la decepción.
Mientras el Campeón de la Reina Blanca, Alice, con todo y armadura se presenta para pelear, la Reina Roja invoca al Jabberwocky para asestar una victoria fácil. Los ejércitos rompen filas y todo se termina en un dos por tres. Ni la excelente ambientación, ni la profunda voz de Cristopher Lee como el Jabberwocky (otro de los actores de cajón de Burton), vamos ni el pésimo humor logran rescatar esta minúscula secuencia de una intrascendencia segura.
Y viene lo peor de toda la cinta. Después de haber hecho múltiples comentarios respecto a que el Sombrerero era el mejor bailarín del Futterwacken (una especie de danza), por fin accede a echarse el numerito. Bueno, la escena no puede ser menos que vomitiva. Es tan cursi, tan ñoña, que da pena ajena.
Tras lograr la victoria, tanto la Sota como la Reina Roja son condenados al exilio de Underland para siempre. El Sombrerero le propone a Alice quedarse en el mundo para siempre, escapando así de la cotidianeidad que no alcanza a comprender. Pero, como en toda historia épica, el héroe debe regresar a su mundo.
Ya de vuelta en la fiesta, Alice se impone a las voluntades que oprimen su vida y decide emprender su propio destino: ser una comerciante capitalista que trazará nuevas rutas marítimas para comerciar en India y China. Sin duda, el peor destino que le pudieron otorgar a la joven.
++ Alice y la Fábrica de Chocolate ++
Visualmente, la película es hermosa. Escenarios y personajes tienen una identidad estética única y diferenciada del resto. Los detalles no faltan ni en el vestuario, decorados o ambientación. El diseño de los vestidos de la niña a lo largo de la cinta, las armaduras de los soldados, hasta las plumas del sombrero del Sombrerero muestran una alta dosis de empeño y dedicación.
El colorido se asemeja a trabajos anteriores como El Gran Pez y Charlie y la Fábrica de Chocolate, pero mantiene ciertos rasgos oscuros característicos de Burton, en especial me saltó el fondo en la fiesta del té, donde se puede apreciar un tétrico molino que recuerda a Sleepy Hollow. Ni qué decir del castillo de la Reina Roja, que más bien parece una adaptación de Hollow Bastion, el emblemático castillo final en la serie de Kingdom Hearts.
Desgraciadamente, el ritmo tan acelerado que se le imprime a la película, deja de lado toda esta belleza, el espectador no puede detenerse un momento a apreciar el impacto visual porque la historia ya lo tiene corriendo junto a la terca Alice, provocando una pérdida en el mejor recurso del director.
Contrastes entre el pasillo de las flores, la fiesta de los Ascot, y el campo de batalla del final dejan un deseo de volver a la cinta en otro momento, pero el pobre trabajo en el guión destruye estos mismos deseos de apreciar la estética en una cinta que es olvidable de sobremanera.
++ La música ausente ++
Musicalmente, la cinta se muestra fuerte, pero un tanto mediocre y monótona. Es decir, la mancuerna Burton-Elfman nos tiene acostumbrados a escuchar sus poderosas y exquisitas meoldías desde la extensa secuencia de créditos iniciales, tan típica en Tim, y tan ajena en Disney. Desgraciadamente, como la cinta inicia aventándote el título sin más, la introducción a la música de Danny se pierde, el leit motif se deja a la habilidad auditiva y el espectador común deja de identificar los cambios en la música.
El soundtrack es otra onda por completo. En mi opinión, la esencia ecléctica del disco, con artistas tan opuestos como Avrli Lavigne y Shinedown, le confieren la fuerza y magia ausentes en la cinta. Comentarios en Youtube afirman que las canciones debieron haber estado incluidas dentro de la película, en lugar de dejar sólo "Alice" de Avril Lavigne para el fiinal.
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