Después del éxtasis de Coraline, regresé al cine al otro día para ver otro de los estrenos de invierno (yeahhh, inviernoooo... sarcasmo). Esta vez, entré a ver la tercera entrega de la - valga la redundancia - trilogía de Underworld. Luego de presentarnos a la hermosa Kate Beckinsale como Selene en un mundo moderno, de cómo destruyó al último anciano - Marcus - en la segunda parte, la historia nos remonta a los orígenes de la eterna guerra entre vampiros y lycans, que hasta el momento había permanecido en pequeños flashbacks y comentarios entre los personajes (sobre todo en la primera parte), para entender el contexto.
La trama se centra en Lucian, Sonja y Viktor, personajes angulares en la precuela, que tratan de consolidar el poderío de los vampiros en el territorio. De nueva cuenta, se nos remonta a un lugar frío, al parecer europeo, que parece no ser parte de ningún país. Víktor es el líder en turno, mientras Marcus y Amelia duermen, y pugna por mantener a los lycans bajo su dominio y control, todo para que los defiendan del clan de William, lobos salvajes incapaces de regresar a su forma humana. Entonces nace Lucian, el primer lycan que logra transformarse, con lo que nace un nuevo linaje en cuanto a guardaespaldas se refiere.
Por azares del destino, Lucian y Sonja se enamoran, y, en una emboscada, Lucian desobedece su condición se esclavo y se lanza a salvar a Sonja, acto que Víktor toma como rebelión, encarcelándolo. Harto de ser tratado como un perro, Lucian provoca una revuelta en la cárcel del castillo de los vampiros, consiguiendo escapar momentáneamente, dejando atrás a su amada y al resto del clan. De esta manera, da el primer paso en la rebelión de los lycans.
Dado el éxito de la franquicia - y que es uno de esos casos en donde las secuelas tuvieron más publicidad y promoción que la original - era irremediable una tercera parte para "cerrar" la historia, aunque ya estaba medio cerrada en la segunda. Contrario a lo que acabo de decir, la precuela se limita a narrar lo que antes se había explicado mediante diálogos. Rhona Mitra, en su papel de Sonja, nos recuerda a cara rato a Kate entallada en su cuero negro, con la ceñida gabardina y su par de pistolas, revelando que su idilio con Michael no fue el primero entre dos razas. Lucian, por otra parte, es un personaje un tanto plano, un héroe simple que se sabe una bestia "buena", y que lucha por rescatar a los suyos de la opresión. Ensalsada con los miiiiiismos atributos e ideales que cualquier revolución (la mexicana, la gringa, la colombiana, etc.), resulta ser un buen pretexto para hacer una película de acción medieval, con medianas dosis de gore y demembramientos, muy "light" para los fans y un tanto fuerte para aquellos que no están familiarizados con la saga.
No hay mucho qué decir de la película, a mi parecer resulta un tanto más mediocre que la segunda parte, pero la historia no resulta tan plana y predecible como podría esperarme de una tercera parte. El final me agradó, resumiendo los hechos en el diálogo que - no recuerdo qué vampiro - le hace a Selene respecto a Víktor, en donde le dice que ella le recuerda bastante a Sonja, la hija que mandó a la muerte, y muestran una escena de la primera parte de Underworld.
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