Coraline y la Puerta Secreta... en 3D!!!

Dado que me he encontrado, desde mi tierna infancia y mi (no tan tierna) adolescencia, con diversos fraudes en la publicidad de las películas, dejé de hacerle caso a los intertextos que tratan de vender y promocionar una mala película. Frases como "de los productores de...", "de los creadores de...", "del escritor que revisó por tercera vez el guión de...", "del asistente de edición de...", etc. que sólo te ponen la imagen de un éxito comercial en la mente para que creas que la fórmula se repetirá con éxito, dejaron de funcionar para mí desde hace mucho tiempo... en la mayoría de los casos.
Resulta que Coraline es uno de esos casos, pues te vende la idea que es "del director del Extraño Mundo de Jack", sí, para quienes de verdad son fans de esta película, recordarán que Tim Burton escribió la historia original, y se encargó de la producción, pero dejó la silla de director a Henry Selick. Así que, a expensas del enorme éxito de Jack, querían venderme una película que se veía... parecida en el estilo visual.

El tráiler cambió todo. La historia de la película prometía mucho, y de inmediato saltó a mi mente un "yo la quiero ver". Total, que para no hacer el cuento largo, fui el martes, esperando ver otra porque tenía ganas de ver algo entretenido. Y resulta que a pesar de ser martes, a la 1 de la tarde, la de la taquilla me viene ensartando 70 pesos porque quería verla en la sala de 3D.

¿QUÉ? ¿3D? ¿En Cancún? Pues sí, sorprendentemente, ya tenemos aquí, cosa que no me sorprendió en demasía, puesto que al 3D jamás le vi mucho chiste, y sí mucho en contra.

La verdad es que se me hizo una excusa para cobrarte más por una película en tiempos de crisis. Y mi refunfuño se convirtió en horror al ver los tráilers, que anunciaban al menos cuatro películas animadas (entre ellos la nueva de Pixar y la tercera entrega de la Era de Hielo), vendrían en formato de 3D Digital. Dios, pobres familias con más de cuatro hijos pequeños. Refunfuñando, aún más, me puse los lentes y comencé a ver le película. Todo cambió en ese momento.

Coraline y el Wybie de la dimensión alterna

Coraline es, en mi humilde opinión, el Jack del nuevo siglo. Juro que si tuviera siete años, ésta película me hubiera dado lo que Jack me dio en su momento: una pesadilla para disfrutar, recordar y vivir. La historia corre a cargo de Neil Gaiman, autor de la exitosa serie de cómics The Sandman, libros como Stardust, y películas como Mirrormask. Así que, de entrada, ya esperaba una historia original, oscura y retorcida. No me decepcioné, ni por la trama, ni la animación, ni el doblaje, ni la música, y mucho menos del 3D. Simplemente, me encantó. Es una sensación nueva y diferente, el poder ver, además de las texturas con una resolución un tanto tangible, los fondos, los relieves y los planos como vendrían siendo en la vida real. En muchas escenas se apreciaban los distintos planos con claridad, distinguiéndose por su "separación". Un efecto óptico que disfrutaré a lo largo del año.

Bueno, bueno, ¿y de qué trata la historia? Coraline es una niña que acaba de mudarse al Palacio Rosa, una casa convertida en edificio apartamental, debido al trabajo de sus padres, dos escritores de plantas y jardín que trabajan tan arduamente en sus libros, que nunca tienen tiempo para su hija. Sin poder llevarse bien ni con los vecinos (dos actrices retiradas, un cirquero con un manojo de ratones, y Wybie, el nieto de la dueña de los departamentos), ni con el tétrico ambiente de su nuevo hogar. De ahí que, en su curiosidad, encuentra una puerta que la lleva a una versión alterna de su propio mundo, con padres divertidos, vecinos espontáneos, y un Wybie que no resulta tan irritante. Pero cuando la verdad del mundo alterno comienza a manifestarse, Coraline deberá buscar una salida para no ser presa de "La Otra Madre".

Coraline atraviesa la puerta por primera vez

El manejo del otro mundo, como si fuera un sueño, es bastante efectivo y en algún punto me recordó a una de las historias de la película de la Dimensión Desconocida, en la que el niño podía hacer cualquier cosa con su mente... bastante perturbador.

Coraline maneja un formato de pesadilla y un arte visual bastante similar al que se usó en Jack y en Jim y el Durazno Gigante. El stop motion continúa dando un feeling bastante peculiar, un movimiento extraño y bizarro que se ajusta perfectamente a la temática bizarra y sombría de la película. Debo opinar que no sería lo mismo haberla visto hecha en computadora.

Los personajes son otra maravilla de la película. Cada uno exhibe una personalidad tanto atractiva como extraña, comenzando por Coraline, que se desenvuelve con bastante seguridad, valiéndole lo que piensen los demás. Wybie, por otro lado, se presenta como el clásico freak que gusta de cazar gusanos, hablar sin parar sobre cosas que no te importan, interrumpir, acechar y acosar a los demás (he conocido gente así), o las retiradas hermanas ancianas, que viven congeladas en sus mejores tiempos, e incluso el vecino extraño con su afición por el circo. Cada uno se desenvuelve de manera distinta dependiendo de la realidad en que se esté viviendo, pero en ambas se muestran aspectos personales que los definen.

La película, durando 1 hora con 40 minutos, ostenta el récord de ser la película de stop motion más larga, y a veces resulta creer que duró tan poco. La información presentada en cada secuencia, escena y cuadro de la película (realzada en gran medida por la experiencia en 3D), es bastante extensa e, dada la belleza del diseño de arte, indispensable. De nuevo hago hincapié en que el toque en 3D realza bastante la película, creando la ilusión de que las cosas se mueven e incluso saltan de la pantalla, como la escena de la aguja al inicio. Lo que resulta una lástima es el precio del boleto, ya que ni por haber ido a la una de la tarde, hicieron rebaja en el precio. Pero al final, realmente vale la pena, sobre todo en una película con tan buenos elementos e historia.

Película obligada a ver en el cine y en 3D (cero piratería).